Periodistas aún sin enfoque de género
De las 36 noticias registradas desde el 2015 hasta noviembre de 2019 en los formatos de prensa escrita, video y radio relacionadas con algún tipo de violencia ejercida en contra de las esposas y compañeras sentimentales por parte de agentes de la Fuerza Pública, se evidencia que se constituyen en hecho noticioso porque hay un agente de la Fuerza Pública que es el victimario, y entre mayor rango militar tenga éste, mayor es el cubrimiento de la información en la cadena informativa.
Las narrativas de la información
Se da peso en la construcción de información a las fuentes oficiales militares o de policía, pese a que haya sucedido un feminicidio por un agente de la Fuerza Pública activo o retirado, se suele utilizar como montaje fotográfico una imagen genérica de violencia contra la mujer, al victimario en uniforme, o una fotografía de la víctima.
Es insistente encontrar la cita de testimonios como “la asesinó pero fue un accidente” es un “crimen pasional” y características emocionales de la víctima.
En los formatos de texto se privilegian los testimonios de las fuentes institucionales como: “El intendente estaba adscrito a la Policía Metropolitana de Cali y en el momento de la tragedia estaba de descanso”, “al momento del homicidio no portaba el uniforme” para evitar responsabilidades institucionales sobre el hecho.
En cuanto a las cifras que se utilizan para dar contexto a la noticia, las noticias reportan las cifras generales de violencia contra la mujer por parte de Medicina Legal, y en todos los casos hay ausencia de datos estadísticos explícitos que referencian como presunto agresor algún agente de la Fuerza Pública información que es registrada de igual manera por Medicina Legal para homicidios, presunto delito de violencia sexual y violencia interpersonal.
Es usual que en los titulares se usen palabras como “policía (…) militar produjo el suicidio”, “la mató”, “provocó una tragedia” y no se utilice el concepto de feminicidio tanto en el titular como en el desarrollo de la noticia, “algunos periodistas consideran que la palabra feminicidio para la gente no es clara, y llama más la atención colocar verbos de acción para que el lector se anime a leer. Es también porque muchos no sabemos utilizar aún el término” explica un periodista judicial que trabajó para un medio masivo de comunicación y solicitó reserva de su nombre.
Este análisis de contenido devela que el periodismo tiene un vacío informático para cubrir violencias basadas en género y le falta un tratamiento amplio de la información cuando está relacionada con agentes de la fuerza pública.
El relato de la crueldad
En 2009 el coronel (r) Joaquín Aldana ex comandante de Policía del Tolima con conocimientos en criminalística cometió el feminicidio de su esposa Erika Yeneris y destrozó su cuerpo para no dejar evidencias. En 2011 recibió condena a 33 años y nueve meses de prisión. En 2017 pidió acogerse a la JEP, solicitud que fue negada. En 2019 volvió a ser noticia porque estuvo 7 horas fuera de la cárcel pasando navidad con su familia.
Este caso ha tenido gran seguimiento durante los últimos por parte de distintos medios de comunicación, haciendo reportajes que explican las circunstancias y detalle de los procesos judiciales que llevó el caso, ¿por qué esto no sucede con otras historias de feminicidio relacionadas con agentes de la Fuerza Pública?
El caso de Yeneris tuvo varias condiciones: el alto rango de su agresor, el desmembramiento de su cuerpo, la desaparición de sus dedos para no identificar las huellas dactilares, al igual que los 54 cortes con bisturí en su rostro y otros múltiples detalles. “Un relato entre más lleno de crueldad es mejor, para ser aceptado socialmente, jurídicamente y probatoriamente” asegura la abogada Adriana Benjumea refiriéndose a los delitos en el marco de la violencia sexual.
Como aduce Adriana “es el relato de la crueldad donde los periodistas han puesto su narrativa informativa y entre menos crueldad, el hecho queda registrado sólo como una noticia breve que da peso a las fuentes institucionales donde está adscrito el agresor y la justificación de los hechos de violencia, pero las luchas de las familias y las víctimas para pedir justicia y protección quedan sin cobertura periodística”.